Sobre el autor
Pablo Gentili. Nació en
Buenos Aires en 1963 y ha pasado los últimos 20 años de su vida
ejerciendo la docencia y la investigación social en Río de Janeiro. Ha
escrito diversos libros sobre reformas educativas en América Latina y ha
sido uno de los fundadores del Foro Mundial de Educación, iniciativa
del Foro Social Mundial. Su trabajo académico y su militancia por el
derecho a la educación le ha permitido conocer todos los países
latinoamericanos, por los que viaja incesantemente, escribiendo las
crónicas y ensayos que publica en este blog. Actualmente, es Secretario Ejecutivo Adjunto del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, Sede Brasil).
Contrapuntos
Anotaciones y controversias sobre la educación y el desarrollo en Latinoamérica y el Caribe. Un recorrido por la realidad educativa latinoamericana, sus avances y sus persistentes desigualdades. Aportes para entender las contradicciones en las que anida el futuro de esta región, en un complejo contrapunto de conquistas y derrotas, de frustraciones y desencantos, de sueños y esperanzas.
El Papa y Mercedes Sosa
Habemus Papam es una excelente película del director italiano Nanni Moretti,
presentada en el Festival de Cannes de 2011 y protagonizado por Michel
Piccoli. La trama hace uso de un humor que transita entre la inocencia y
el sarcasmo, entre la ironía delicada y la risa explosiva. Podría haber
sido un film entre tantos, si no fuera por algunos trazos proféticos
que lo vuelven ahora imprescindible.
Michel Piccoli en Habemus Papam, de Nanni Moretti (2011)
La película narra la historia de un cardenal que, al momento de ser
elegido Papa, entra en una profunda crisis depresiva y existencial. No
puede asumir la tarea que Dios, por intermedio de sus pares, le ha
ordenado. Atónitos y totalmente desconcertados, los cardenales apelan al
mejor psicoanalista italiano para resolver el problema. Sin embargo, el
Papa se fuga del Vaticano y comienza a deambular por las calles de
Roma. La situación se les oculta a los ya abatidos cardenales, quienes
continúan encerrados y pensando que el elegido reza y medita en su
recámara. Sin lugar a dudas, los mejores momentos del film transcurren
en esta interminable espera, mientras el Papa recorre anónimamente
bares, teatros y hoteles de Roma, y los cardenales ponen a prueba su fe,
jugando a las cartas y organizando desopilantes torneos de voleibol,
bajo la coordinación del frustrado psicoanalista (el propio Nanni
Moretti). Las escenas del Papa rememorando su juventud perdida a través
del recitado de La Gaviota, de Antón Chéjov, son de una belleza y una dulzura inmensas.Michel Piccoli en Habemus Papam, de Nanni Moretti (2011)
Finalmente, el Papa regresa al Vaticano y debe pronunciarse ante las masas que lo aclaman en la Plaza San Pedro. La bendición será un sorprendente preanuncio de lo que el mundo escuchará meses más tarde de un Papa bastante menos emotivo que el protagonizado por Michel Piccoli, aunque no menos apesadumbrado:
"Fui elegido. Pero esto, en vez de
haberme dado fuerza y conciencia, me aplasta y me confunde aún más. En
este momento, la Iglesia necesita de un guía que tenga fuerza y sea
capaz de hacer grandes cambios, que busque el encuentro de todos. Que
tenga amor y capacidad de comprensión para todos. Pido perdón al Señor
por lo que estoy por hacer. No sé si él podrá perdonarme. Pero debo
hablarle a él y a Uds. con sinceridad. En los últimos días, he pensado
mucho y, lamentablemente, percibí que no estoy a la altura para ocupar
la función que me han confiado. Siento que estoy entre los que son
incapaces de liderar. Soy de los que deben ser conducidos. En este
momento, sólo puedo decir: recen por mi. El guía que Uds. necesitan no
soy yo. No puedo ser yo".
Semejanzas aparte con los motivos que produjeron la sorprendente
renuncia de Bendicto XVI, hay otros elementos que hacen de la película
de Moretti un admirable anticipo de lo que sucedería un par de años más
tarde.Cerca del minuto 14’, luego de mostrar la célebre imagen de la fumata blanca que indica la elección del nuevo Papa, aparece una bandera argentina en primer plano sobre la multitud. El presagio no deja de ser notable.
Festejo en la Plaza San Pedro, al anunciarse el nuevo Papa (Habemus Papam, Nanni Moretti, 2011)
En la escena siguiente, confirmando quizás la veracidad de la declaración del vicepresidente Nicolás Maduro, una bandera venezolana se destaca entre la muchedumbre. “Nosotros sabemos que nuestro Comandante ascendió hasta esas alturas y está frente a frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un Papa sudamericano”, sostuvo Maduro minutos después que el cardenal Jorge Mario Bergoglio fuera elegido Papa. (El único detalle que le quita pertinencia al hecho es que a la bandera venezolana le falta una estrella).
Venezolanos festejan la elección del nuevo Papa (Habemus Papam, Nanni Moretti, 2011).
Entre tanto, lo más sorprendente de la película, es la bellísima secuencia en que el substituto del Papa, un miembro de la Guardia Suiza utilizado para que no se perciba la fuga del elegido, decide poner música para entretenerse. Sobre el Vaticano suena la célebre canción del poeta chileno Julio Numhauser, inmortalizada por Mercedes Sosa: “Todo cambia”. Numhauser, uno de los fundadores de Quilapayún, debió exiliarse en Suecia durante la dictadura del General Augusto Pinochet. Desde el exilio, escribió los versos que le servirían a Moretti para describir todos los estados de ánimo, situaciones y perplejidades vividas en esa ficticia transición papal. La voz potente de la Negra Sosa penetrará así por los poros del Vaticano y entusiasmará a esos cardenales neorrealistas como los acordes de un milagroso canto gregoriano traído, como el futuro Papa, desde el fin del mundo. La voz transparente de la Negra Sosa se desparramará así por las calles de Roma, mimetizándose con las risas y los llantos que decoran las columnas de la Plaza San Pedro.
Mucho se ha escrito sobre el sentido que tendrá para la Argentina la elección de Francisco I. Una ensordecedora cacofonía de voces y explicaciones se superponen y multiplican en esas provincias del Sur siempre prolíferas en la producción de personajes llamados a interpelar el mundo. Sea como fuera, el nuevo Papa marcará la iconografía heroica nacional y dividirá nuevamente a griegos y troyanos. En la Argentina, a Francisco I le cabrá el mismo destino que han tenido y tendrán Evita, el Che, Jorge Luis Borges, Astor Piazzolla y Diego Maradona. Será amado y venerado. Será despreciado y humillado. No creo que la letra de “Todo cambia” ayude a poner mucha claridad en el asunto. Los acusadores de Bergoglio podrán usar esos versos como insignia de la lucha contra la violación de los derechos humanos, cuya complicidad algunos le asignan al ex cardenal: “cambia el pelaje la fiera”, dicen los versos de Numhauser. Sus defensores podrán sentirse amparados en más de una estrofa que los ayudará a presumir que el nuevo Papa ha venido, en efecto, a “cambiar su rebaño”, como “el más fino brillante”, a cambiar su rumbo de caminante.
Dudo que en la Argentina pueda construirse un consenso acerca de las virtudes y los defectos que carga el nuevo Papa sobre sus espaldas. Entre tanto, no puedo dejar de preguntarme qué llevó a Nanni Moretti a poner esa bandera nacional mezclada con la fumata blanca y a usar la dulce voz de Mercedes Sosa para decir lo que siempre, más allá de sus infinitas diferencias, los argentinos y las argentinas claman a gritos: que todo cambie.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=A2wrxoNouN4
Desde la Ciudad de México
Secuencia del tema "Todo cambia" en Habemus Papam de Nanni Moretti (2011).
http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2013/03/el-papa-y-mercedes-sosa.html
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